El novillero de la Escuela Taurina de El Juli ocupa una de las plazas en la Final a Tres a celebrar en Algete el próximo 6 de julio
Adrián Centenera es “una persona muy alegre, pero sobre todo, muy exigente conmigo mismo”. Su paso por el certamen ha sido una constante evolución, hasta llegar al momento actual, donde “he conseguido un toreo que me llega mucho y eso al final se ve reflejado en los tendidos”.
Sueña día y noche con un solo hecho, “ganar el Circuito”, pero fuera del toro, “ser feliz”, y el día de mañana, “tener una finca con ganado bravo”. Cuando uno se viste de luces, son muchas las emociones que siente en la cara del toro, pero por encima de todo, el momento en “el que uno está conectando con el toro y yo le entrego mi vida al animal, él es capaz de devolvértelo”.
Luchas por los sueños que uno tiene “es lo más bonito en la vida”, sin que “le importe lo que va a ocurrir mañana”. Cuando el trabajo ya lo llevas hecho, durante mucho tiempo, te encuentras con “que todo da sus frutos y que poco a poco las cosas salen bien”.
Hoy en día es complicado vivir del toro, es por ello por lo que compagina su vida en la cara del toro con otro trabajo. Las jornadas laborales las echa en las oficinas de una empresa de grúas “y tengo un horario que me permite entrenar toda la tarde” y aún con eso, en tono de broma, asegura “que también hecho horas extra entrenando”.
Alterna cartel con Jarocho y Cid de María, de quienes destaca “que son toreros muy distintos y lo que más miedo me da de ambos es que cualquiera de los dos puede pasar a la final” pero asegura que “aquí estoy yo para ponérselo complicado”.
Sus cualidades las tiene claras: “mis fortalezas son la ambición y la ilusión”. A la par que dicha declaración, quiere mandar un mensaje a todos los que le vayan a ver: “quiero ser torero”.
