Álvaro de Chinchón es un joven novillero que tiene muy claro de dónde viene y lo que quiere lograr. El orgullo por sus raíces es tal que lo lleva por bandera, concretamente, en su propio nombre artístico.
Aún podemos encontrar a Álvaro trabajando cada mañana en el negocio familiar de sus tíos. Logra compatibilizar su oficio con su pasión, con el día a día de un novillero, y también con otras aficiones como son los deportes de raqueta.
Su afición nace desde bien temprano puesto que siempre tenía en sus manos algún capote o muleta. Su padre, el gran apoyo moral del madrileño, fomentó su gusto por el mundo taurino al llevarle a corridas de toros desde pequeño.
Desde esos inicios se fue forjando un sentimiento en el novillero hasta el momento en el que tomó la decisión de ponerse delante de un animal. Punto de no retorno ya que le entró “el veneno por el cuerpo”.
Reconoce que el miedo a la muerte siempre está presente en la profesión, pero confía en la preparación de cada día. Asimismo, no duda en afirmar que daría la vida por el toro por la belleza de este mundo.
En lo referente a su debut con caballos y duelo con Rubén Núñez, el próximo domingo 27 en Alalpardo, afirma que será un día “ilusionaste y muy bonito”. Aunque avisa que no escatimará en esfuerzos e irá a por todas dando el 100%.
Álvaro piensa en el futuro y define a Jorge Molina y Guillermo “García Pulido” como los rivales más difíciles y adversos en su camino por ser el vencedor del Circuito de Madrid.