Por David Jaramillo
Si hay una profesión en la que la suerte juega un papel definitivo en obtener el éxito esta es, sin lugar a duda, el toreo. Ya puedes tener todas las condiciones del mundo, estar preparado, llevar una cuadrilla de auténticos galácticos y estar apoderado por el mismísimo Camará, pero si la suerte no te sonríe, te quedas en nada.
Sin embargo, el empeño de los toreros es procurar siempre que el factor suerte siempre tenga el menor peso posible en cada tarde e intentan, a veces, “engañarla” con supersticiones, cábalas y actos de fe. Aunque, está claro que lo que mejor funciona es tener paciencia para esperar el momento y, una vez llegado, golpear con contundencia.
Algo así debe estar pasando por la cabeza de Leandro Gutiérrez, uno de los novilleros llamados a acaparar la atención del Circuito de Novilladas de Madrid, a pesar de sumar sólo un par de novilladas picadas como experiencia previa. Deberían ser tres, pero (otra vez) la suerte vestida de tormenta impidió que pudiera torear el pasado domingo en Navas del Rey.
Si bien, las condiciones del colombiano parecen apuntar muy alto y su preparación hace presumir que cada paso que da en su carrera es firme y contundente, lo suficiente como para que se hable del (probable) sucesor del maestro César Rincón, también es verdad que la historia está llena de ejemplos de promesas del toreo que se quedaron en nada por culpa de la mala suerte.
Por supuesto que no queremos que el del Leandro sea un ejemplo más de la mala fortuna, al contrario, estamos deseando que Colombia tenga en él la figura del toreo que necesita para reavivar el ambiente taurino de un país tan castigado, pero está claro que el destino ha querido que ahora se juegue su continuidad en el Circuito de Madrid a una única carta, la de este sábado en Torres de la Alameda, con los novillos de Villanueva y José González.
Para el caleño no hay tarde más importante que esta, porque un triunfo significaría reafirmar la confianza y la ilusión que tantos y tantos aficionados estamos poniendo en él, continuar ganando experiencia y adeptos, sumando esperanzas y certezas, mientras que un fracaso podría ser un paso el falso en esa trayectoria que se está marcando, mucho más en una temporada en la que cada oportunidad se vende muy cara.
Lamentablemente, el toreo en la actualidad no espera a nadie. Estas son las circunstancias que a Leandro y a todos los que participan en la Liga Nacional de Novilladas les tocó vivir. Es una presión añadida, pero si hay un novillero que ha demostrado tener los arrestos suficientes para poder con esto y con más, es Leandro Gutiérrez. Además, no tiene nada que perder.