Haciendo un breve repaso por los seis semifinalistas del Circuito de Novilladas de Andalucía y teniendo en cuenta los éxitos obtenidos por cada uno de ellos en los festejos que ya se han celebrado, se antoja complicado apostar todas las fichas a un único favorito para coronarse triunfador. Y es que, afortunadamente, el nivel de los novilleros y de las ganaderías, que también han puesto lo suyo, está alcanzando cotas de mucha importancia.
Sin embargo, aunque todos tienen sus opciones muy vivas para alzarse con el trofeo, hay un novillero que ha cautivado a los aficionados por su especial forma de hacer el toreo: Jorge Martínez. Al murciano, afincado en Almería, le valió una única novillada, la de Palos de la Frontera, para captar la atención de todos. Aquel 5 de junio, mientras sus compañeros aprovechaban de inmejorable manera las opciones de sus respectivos lotes para cortar, cada uno, cuatro orejas y un rabo, el de Totana tuvo que vérselas con el lote más complicado, tanto de Prieto de la Cal como de Juan Pedro Domecq. No en vano, el áspero Veragua que lidió en su primer turno le volteó con peligro y terminó ocasionándole una lesión en el gemelo derecho, que le obligó a cancelar un par de compromisos antes de reaparecer, como tiene programado, este fin de semana en Constantina.
Las dificultades planteadas por sus novillos no fueron impedimento para que, finalmente, saliera aquella tarde con tres orejas en su esportón. Aunque, lo realmente importante fue la forma en que los obtuvo, porque a Jorge Martínez poco le importó que las embestidas no fueran completamente francas, ni que las puntas de los pitones salieran por encima del engaño buscando su cuerpo. Él, fiel a sus convicciones, se empeñó en quedarse quieto y en torear muy, pero muy despacio. Y, cuando sus novillos obedecieron, los muletazos adquirían otra dimensión, la que da la emoción de la pureza.
Esas pinceladas hacen presagiar que en el interior de este novillero hay un gran torero en formación, uno que puede salir lanzado de este Circuito de Andalucía y que tiene fijadas sus metas en lo más alto que se puede aspirar.
Por supuesto que todo puede pasar y que sólo el tiempo dictaminará hasta dónde puede llegar, pero se vale ilusionarse. De hecho, ese es el verdadero sentido de la Liga Nacional de Novilladas, un certamen que genere esperanza y reactive el sector desde su base. La buena noticia es que sí hay materia prima, sí hay novilleros que nos hacen soñar. Jorge Martínez es uno de ellos.